¿Depresiones estacionales? Qué son y cómo superarlas.

    Sí, las estaciones nos afectan al ánimo sobre todo cuanto más alejados del ecuador terrestre y más bruscos sean los cambios de temperatura. 

     Les llamamos estados depresivos estacionales a esos estados de ánimo bajos, depresiones suaves, que son temporales y se dan sobretodo, en invierno y en verano. Veamos primero el de invierno por ser el más común, para terminar hablando del veraniego.

El Trastorno Depresivo Estacional, SAD de INVIERNO

     Llega el otoño, preámbulo invernal, y nuestros paisajes se visten de hojas caídas de los árboles y los cielos cada vez más nubosos anunciando la temporada de lluvias y tormentas, con los días más cortos, menos luminosos y bajada de las temperaturas. 

     Tras el hermoso colorido otoñal, el invierno se caracteriza por la sobriedad natural: paisajes con baja vegetación, siluetas de troncos con fondos nevados y luz suave, predominando los colores grises, tan opuestos al colorido verano. Decimos que son días grises… y para muchos, esos tonos son tristes.


     El clima es muy importante en nuestras vidas, tanto que todos los programas de noticias de tv dedican un amplio espacio a la información meteorológica. Queremos saber qué tiempo va a hacer próximamente para prepararnos, adaptando nuestros planes a las previsiones; estas previsiones  pueden determinar nuestros planes de vacaciones, en nuestros destinos. 

     ¿Cuántas apps tienes en tu celular que pronostiquen el tiempo durante los próximos días?

Somos naturaleza, y la naturaleza se recoge en sí misma durante el otoño-invierno.

     El cuerpo también nos pide un ritmo más pausado de vida. El otoño es el comienzo de una etapa de mayor introspección y recogimiento, e incluso propicio para la nostalgia y la melancolía. Para unos puede ser una estación hasta romántica, y para otros, sin embargo, la de la tristeza y la “depresión”. 

     Hay mucha literatura sobre los diferentes estados anímicos propios de las estaciones frías: melancolía, nostalgia, depresión, etc.

     Los cambios estacionales implican cambios en algunas de nuestras rutinas y un esfuerzo adaptativo no sólo a nivel físico, sino también emocional y psicológico.

Trastorno Depresivo de Invierno

     Se denomina así a la depresión debida a estos cambios estacionales y dependerá de la estación: SAD de otoño/invierno y SAD de primavera/verano, menos frecuente. Algunos síntomas son propios de cada estación: desde irritabilidad, agotamiento, alteraciones en el sueño y la alimentación, apatía, depresión. 

     El sol es la mejor fuente de energía que tenemos y con múltiples beneficios. Nuestra exposición a la luz solar nos aporta la necesaria vitamina D, sintetizando dopamina y serotonina, neurotransmisores responsables de nuestro estado de ánimo. Con niveles altos nos sentimos alegres, motivados, felices; y depresivos cuando son bajos. 

     Nos aporta bienestar. No tenemos más que recordar cómo nos sentíamos en un día soleado en pleno invierno: plenos de energía y felicidad.


     Antes de nada, aclarar que los estados depresivos son estacionales y ligeros, por lo que no hay que alarmarse pues una vez pasada la estación, los síntomas desaparecen hasta el próximo año, si no hemos cambiado de zona. 

     Aunque son anuales, son más frecuentes los de otoño-invierno que los de verano.

     Lo importante es saber qué nos ocurre y por qué; reduciendo la ansiedad y la angustia de no saber por qué nos sentimos así. Son más leves que la depresión común. Estos estados son frecuentes y sabiéndolo podemos sobrellevarlos mejor… y medicarnos menos.

Minimizar los efectos negativos de cada estación y maximizar los positivos. 

     El SAD depende de la cantidad de luz solar en la estación; a mayor reducción de luminosidad mayor probabilidad de desarrollar los síntomas.

Síntomas del SAD otoño/invierno

  • Dificultad en el sueño, dormir mucho, levantarse cansado.
  • Problemas físicos, dolores de cabeza, etc.
  • Dificultades alimentarias: mayor apetito, digestiones más pesadas, abuso de alimentos dulces, aumento de peso.
  • Cansancio, hiperfatiga, desgana, disminución del ejercicio.
  • Tristeza, apatía, melancolía, depresión, desesperanza, sentimientos de culpa.
  • Reducción y/o evitación de las interacciones sociales. El tiempo desapacible reduce las interacciones, y las personas más sensibles pueden llegar a aislarse.
  • Pérdida de interés en las actividades de ocio, aficiones.

¿Cómo sobrevivir a esta depresión invernal? 

Podemos reducir sus efectos siguiendo algunos consejos:

  • Recuerda, es un estado estacional y pasajero y no una depresión profunda, le pasa a mucha gente. Por tanto, nada de alarmarse.
  • Sal de casa si no tienes un trabajo que te obligue. Solo con que te dé el aire ya sube tu nivel de serotonina (la de la alegría y felicidad). Un paseo con tu música o podcast te hará bien.
  • Pantalones cómodos para estar en casa y que puedas salir poniéndote un abrigo o cazadora. De esta manera, te dará menos pereza salir un rato a la calle, a comprar algo o simplemente a dar un paseo corto.
  • Compra en tu barrio. Hacer pequeñas compras y más frecuentes en tiendas cercanas te obligarán a salir y pasear.
  • Si te ves con fuerzas, hacer algo de deporte te sentará muy bien (no tienes que conseguir ninguna medalla). El ejercicio libera sustancias químicas como las endorfinas que nos hace sentir estupendamente. Además de sentirte mejor por cuidarte.
  • Alimentación saludable. “Mente sana en cuerpo sano”. Alimentos ricos en triptófano (mira en google y elije tus favoritos). Los alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados (omega3) y los monoinsaturados (aceite de oliva, determinados frutos secos) mejoran el funcionamiento de la serotonina. Si lo necesitas, toma suplementos de vitamina D.
  • Es el reinado de la pastelería. Date algún capricho
  • Haz planes para este invierno, con objetivos cortos y realistas. 
  • Si te apetece sofá y mantita, aprovecha para leer, ver esa serie para la que no encuentras tiempo y ¡sin remordimientos!
  • Y casi lo más importante... ¿todo en invierno es malo? ¿Puedes encontrar cosas positivas de esta época? Seguro que sí ves ventajas, ponte a ello.
Infusiones y pastelitos para el frío

       Con paciencia, buena música y algún que otro bailoteo casero ¡fuera amarguras!


EL SAD DE VERANO

     El SAD veraniego es un tipo de depresión propia de esta estación, debido al esfuerzo que el organismo y nuestra mente hace para adaptarse a los cambios en las rutinas, siendo menos frecuente que el de invierno.

      Los cambios de temperatura suponen un esfuerzo extra adaptativo, y cuando son más bruscos, como olas de calor, afectan más a las personas sensibles. Como hemos visto, el sol es una gran fuerte de energía muy "nutritiva" a todos los niveles, incluso emocional. Sin embargo, también tiene inconvenientes o desventajas cuando es en exceso.

     Llega el verano y con él cambios en las rutinas: Horarios de verano evitando salir o trabajar en las horas más calurosas, ropa de tejidos ligeros, liberación y exhibición de nuestra piel, disfrute en playas y piscinas, alimentación ligera y fresquita, demandas de mayor actividad social y fuera de casa; también, dificultades para conciliar el sueño, flojedad y bajadas de tensión por las temperaturas altas, etc.

      No sólo nos sentimos más alegres y ligeros por unas temperaturas cálidas y por llevar menos ropa, más sociables sino que, a veces, también desganados, flojos, agotados. 

      Algunos efectos son comunes, como los complejos. Después de estar tapados tanto tiempo, es frecuente el temor a mostrar el cuerpo con poca ropa y a lucir el traje de baño en los primeros días de calor.



      Llegamos a las estaciones calurosas tras unos meses de menor actividad en exteriores y envueltos en las capas de ropa que nos abrigan y, porqué no decirlo, nos protegen y dan seguridad; capas de ropa de las que tenemos que deshacernos poco a poco, acostumbrándonos a ir menos cubiertos, más desnudos. Cuando el cambio de estación es brusco, esta adaptación requiere un sobre esfuerzo.

Síntomas SAD de verano:

Algunas características y síntomas de la primera-verano

  • Dificultad en conciliar el sueño y el descanso. Las temperaturas altas dificultan la producción de la melatonina necesaria para un sueño profundo (incluso insomnio).
  • La falta de sueño genera un malestar general: cansancio, ansiedad, cambios de humor e irascibilidad.
  • Ventanas abiertas que dejan pasar el ruido de la calle, agravado por la cantidad de fiestas locales y el bullicio estival.
  • Irascibilidad. Las personas más sensibles al calor pueden estar más insoportables y aguantar menos las bromas o tonterías de los demás
  • Pueden verse afectadas las relaciones sociales y las de pareja o familiares.
  • Disminución del apetito debido al calor y la ingesta de líquidos para la sed.
  • La sudoración, excesiva a veces, supone una molestia más, sobre todo cuando tenemos que seguir con la rutina laboral y demás.
  • Complejos físicos. La ropa no solo abriga, sino que protege, y el sentirse desprotegido, más vulnerable supone un esfuerzo de superación, hasta acomodarnos y tomar confianza en nosotros mismos.
  • Apatía por el calor y posibles bajadas de tensión. Sentir que no puedes ni con su cuerpo.

¿Cómo sobrevivir al SAD veraniego?

Probablemente como ya lo estás haciendo:

  • Huir de las horas de mayor exposición solar y de calor, a resguardo en lugares con sombra, siempre que puedas.
  • Tomar el sol (por sus valiosos aportes) a primeras y últimas horas del día
  • Baños de agua fría, varios al día si fuera necesario (sin enjabonarte cada vez que lo hagas).
  • Mojarte la cabeza y dejarla secar al natural.
  • Ropa clara y de tejidos naturales, calzado fresquito
  • Alimentación ligera (menos potajes y más gazpacho y ensaladas). Postres y helados con menos azúcar y abundante fruta fresca. 
  • Que tu llavero sea una botella de agua, llévala a todos sitios para evitar la deshidratación y los mareos.
  • Si te sientes sin fuerza, aprovecha el baño en piscinas, playas o rios para hacer algunos ejercicios en el agua.
  • Llevar en el bolso un abanico y pañuelos de papel para el sudor.
  • Aprovecha tu decaimiento para ver series o leer lo que tenías pendiente, sin remordimientos: tú no eres responsable del estado depresivo veraniego. 
  • Y aunque estés deseando de que bajen las temperaturas, reflexiona sobre las posibles ventajas del verano. Alguna habrá ¿no te parece?
  • Y recuerda: 

 tu cuerpo está haciendo acopio de vitaminas solares para afrontar el invierno.

¡Nada es eterno y las estaciones tampoco!

Fotografías propias y de Pixabay.com
 
Artículo escrito por Adela Casado Cano, psicóloga y psicoterapeuta. 
Para consultas online: casadoadela@gmail.com

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