El miedo es un sistema de alerta positivo... ¿siempre?
El miedo es una emoción básica, desagradable y a veces angustiosa, que reacciona ante la percepción de un peligro o riesgo, real o imaginario, presente o futuro. Es un mecanismo vital de supervivencia, alojado en el cerebro reptiliano, que se activa con rapidez y habilidad ante cualquier tipo de amenaza.El miedo en sí es positivo, pues además de ayudarnos a reaccionar con eficacia ante una amenaza, grabamos en nuestra memoria el hecho y las sensaciones desagradables y dolor sentido, de manera que en el futuro podamos reconocer y evitar situaciones y hechos similares, prevenir alertas.
El ataque de miedo se corresponde proporcionalmente a la amenaza percibida, a mayor peligro, mayor es la respuesta.
No siempre el miedo es adaptativo
El miedo es disfuncional cuando nuestra respuesta es desproporcionada al estímulo, cuando percibimos exageradamente un peligro, o cuando este es irracional, temores sin fundamento real: las fobias o el miedo al miedo.La genética, el ambiente y nuestra historia determinan aquello que consideramos amenazas y alertas, así como el modo de afrontarlas. De ahí las discrepancias entre unos y otros a la hora de tener miedo.
¿Y qué son las fobias?
La fobia es un temor intenso y exagerado ante determinados objetos, animales, personas o situaciones, provocando un rechazo y odio hacia los mismos.Es un trastorno de ansiedad en el que la persona teme el ataque de ansiedad y miedo que le da ante su objeto de fobia.
Es irracional y la persona es consciente de que su miedo es desproporcionado, pero no puede evitarlo.
La fobia es un miedo compulsivo desproporcionado.
Cuando los miedos afectan a nuestra calidad de vida y a nuestras relaciones, tenemos un problema y la psicología puede ayudarnos a gestionar la percepción de los mismos y nuestras reacciones. Diversas terapias han demostrado su éxito.
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