El cambio climático no es el único responsable

¿Acaso no somos conscientes de que un incendio supone la destrucción de un ecosistema? Nuestra especie es terrícola, lo que quiere decir que hemos evolucionado de y con la naturaleza. Creer que no pasa nada porque la Tierra es enorme -para nosotros- o que apenas nos afecta es un craso error. Todo influye en todo, no vivimos en burbujas aisladas.

La mayoría de los incendios son provocados por el hombre

¿Cómo te sientes ante un amanecer, un atardecer, paseando por la playa, caminando por una vereda, ante esa cascada que descubres, escuchando trinar, respirando entre pinos y alcornocales, el vuelo de unos flamencos rosados o contemplando el cielo estrellado nocturno intentando adivinar qué constelaciones vemos...? Infinitos momentos de plenitud y serenidad ¿verdad?

A mayor tamaño, la riqueza vital de montes, montañas, sierras y bosques el daño también es mayor y a veces irrecuperable. Es mucha vida la destruida y lo que ocurre en un lugar acaba afectando a todo el globo; y si afecta a nuestro entorno, nos afecta a nosotros, a nuestra calidad de vida.

Los hombres calculamos el daño causado por un incendio en función del impacto en bienes económicos y vidas humanas, obviando y ocultando intencionadamente -como también suele serlo la mayoría de los incendios- los daños a la vida que contienen esas tierras, flora y fauna.

En un incendio, las otras especies de animales que junto a la flora componen el hábitat, son los grandes afectados y ignorados. Seres sintientes, asustados, agonizantes y quemados en vida. 

¿Intentamos ponernos también en su lugar o es demasiado el dolor?

Si nos otorgamos unos derechos de propiedad de terrenos, también van implícitas las obligaciones de mantener y cuidar la vida que hay en ellos, porque al final lo que estamos cuidando es nuestro bienestar.

Nuestra calidad de vida depende de la calidad que otorguemos a los diversos ecosistemas generadores de vida.

La naturaleza es el hogar de todos los seres.